MI NIÑEZ

Mi  pueblo Cañaveral de León: 

Se asienta en la serranía de Aracena, sus manantiales, ruinas históricas y el ser de esta comarca es un deposito de una antigua civilización. Perteneció a Extremadura hasta mediados del siglo XIX que pasó a Huelva, por eso nuestros orígenes son extremeños. Debido al atraso de aquellos pueblos no hubo allí colegios ni maestros hasta el año 1902 a cuya escuela empezó a ir mi madre.

Mi nombre Mº Ángeles Olivo Sánchez y fui una  niña de la postguerra ya que empecé a ir al colegio en 1941 con seis años y ya mi madre me había enseñado a leer. Tuve una niñez muy bonita pues aunque teníamos muy poco no pasé necesidades como pasaron  muchas niñas de mi época, fuimos una generación marcadas por la intransigencia y la represión del poder, de esto hace ya muchos años ¿para qué los voy a recordar? pero todavía fluyen a mi mente a pesar de los años aquello que nos tocó vivir.

Siempre recuerdo mi Primera Comunión con aquel vestidito de muselina blanca que me hizo mi madre y un ramo de azucenas en las manos, sin fotos ni estampas  ni nada ¡pero qué bonito!. Mi primera maestra fue  doña Carmen ya estaba para jubilarse y no estuve con ella  más que un año, era muy cariñosa, nos sentaba a su alrededor a las más pequeñas y nos contaba unos cuentos muy bonitos que todavía los recuerdo y se los he contado a mis nietos muchas veces. Después, jóvenes que tenían un poco de preparación y que habían pertenecido a Falange o Auxilio Social hacían un curso  o dos y con esto tenían la carrera pues, las verdaderas maestras, unas habían tenido que emigrar y otras habían quedado destituidas por sus ideas políticas. Debido a esto en aquellos años de mi infancia no tuve maestras ni siquiera cartilla escolar pero sí vino a mi pueblo una joven de Huelva que debido a la falta de maestros la mandaron allí, se llamaba Cinta y nos enseñó lo más elemental, siempre la he recordado con cariño, era muy buena y fue ella quien me inició en la lectura pues por las tardes mientras las demás niñas hacían labores a mi me ponía a leer, no los libros que ensalzaban el régimen sino libros culturales muy interesantes que todavia los recuerdo: Estrella del Mar, El mundo y sus cosas, Lecturas de oro, Símbolos de España y sobre todo el  Catecismo, todos los sábados se rezaba el Rosario.
Después vino Dª Concha que estuvo sustituyendo a otra, solo estuvo un año pero ese año aprendí  más que en años anteriores, la quise mucho y lloré por ella el día que se despidió de nosotras. A pesar de aquellos tiempos difíciles siempre recuerdo aquella época con cariño, tal vez la más bonita de mi vida. 
Hoy al cabo de los años en el  Colegio de Adultos he sabido lo que es tener una buena profesora  y he aprendido con ella lo que no soñaba, Concep por eso te estaré siempre agradecida.  
Ángeles Olivo.